La llamada Edad Media
europea nos ha legado numerosos registros históricos en la forma de
anales o listas de reyes, donde los historiadores posteriores acudirían, para
conocer los hechos del pasado relacionados a territorios como el Reino Franco o
la Heptarquía Anglosajona, reseñando eventos como grandes batallas,
migraciones, además de los reyes y sus acciones; siendo muy importantes, los Annales Regni Francorum en el caso
franco, o las Crónicas Anglosajonas de la Heptarquía Anglosajona.
El uso de la historia
continuaría cultivándose en estos territorios y en diferentes culturas, por
ejemplo, los musulmanes que durante el Medievo lucharon contra la cristiandad
en su expansión de territorios, también dejaron numerosos legados, como las
Crónicas de Ibn Fadlan, que reseñaría las invasiones vikingas, junto a
numerosos elementos de su cultura debido al cautiverio que sufrió, mientras
viajaba a una misión diplomática, en el siglo X d.C.
Cuando nos acercamos a
la época Moderna en el siglo XV, la historia es utilizada en los opulentos
territorios italianos, para a modo de paralelismo con el ancestral Imperio
Romano, explicar diferentes condiciones culturales, sociales, e incluso
políticas, tal como haría Nicolás Maquiavelo o Francesco Guicciardini, quienes
además de referir a historiadores romanos para hablar del presente, historiaron
sobre el convulso presente de su ciudad, Florencia.
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